Gastemos ahora toda la saliva que nos queda. Articulemos palabras que nos lleven a una discusión. Que no nos pierda lo que vayamos a pensar luego. No nos pongamos a escribir con la boca justo ahora. Dejémoslo para nunca o para luego. Tengamos la boca abierta sin que nada nos maraville ni nos aburra. Hablemos por hablar. Vayámonos a un bar; a uno que no exista. Inventemos uno en el que podamos poner música ligera a un volumen moderadamente alto. Hagamos que nuestros clientes tengan que hablar en un tono por encima de lo normal. Hagamos que al llegar a casa sientan en su garganta el recuerdo de que han estado tomando algo en nuestro bar. Pensemos en una buena publicidad. Duscutámos como nos gustaría morir. Riámonos de los viejos. Todavía somos jóvenes. Todavía estamos en los treinta. Espera un momento, no te muevas que así te saco una foto estupenda.